31 jul 2017

Las “otras” compañías eléctricas ponen luz al final del oligopolio

Tras una serie de medidas legislativas que han conseguido por ahora paralizar la “revolución eléctrica” impidiendo el desarrollo en España de las energías renovables, los expertos consideran que el mercado eléctrico ya empieza a cambiar. “Las empresas que componen el oligopolio eléctrico han conseguido hasta ahora retrasar el cambio, pero no lo puede impedir mucho más tiempo”, aclara la técnica de energía de WWF-España Raquel García Monzón, que se muestra esperanzada en lo que denomina “la revolución de la energía en España”. Se refiere al cambio radical en la manera de producir, transportar y comercializar la energía eléctrica, algo que hasta ahora ha estado en manos de tres grandes compañías: Endesa, Iberdrola y Gas Natural Fenosa.


La experta en energía de la organización ecologista aclara que la muestra de que esta revolución ya ha comenzado es que las empresas del oligopolio ya están comercializando productos de autoconsumo y "compran certificados de garantía de origen renovable a terceros". 



El camino lo han abierto las “otras” compañías eléctricas que se han sumado al mapa monocorde de las tres grandes y han iniciado las fisuras en el oligopolio. Las cooperativas de producción de energía verde, han logrado empezar a hacer tambalear el oligopolio gracias al apoyo de muchos consumidores que han querido romper para apostar claramente por la energía renovable.


Estas cooperativas de consumo han logrado entrar en lo más sagrado del oligopolio: en la producción de energía, y lo han hecho convirtiendo a los consumidores finales en productores. “El mercado eléctrico está troceado en productoras o generadores de energía, distribuidoras y comercializadoras”.

Según los expertos donde se ha producido la falla del sistema de oligopolio ha sido en la irrupción de las cooperativas verdes. Empresas como Som Energía, con más de 30.000 socios; GoiEner, con más de 3.500, Zencer, con un millar, y otras más pequeñas como Noxa Enerxia, pese a no representar un daño en la pérdida de clientes para las grandes compañías han servido para marcar la tendencia. “Son consumidores que hacen una apuesta ética en la contratación, aunque la energía no les salga más barata”.