17 jul 2018

Utrillas, de agonizar con el carbón a revivir por las renovables

España se vacía. Según los datos del INE, catorce de las 50 provincias del país camina hacia la extinción demográfica. En todas ellas, más del 80% de sus municipios tiene menos de mil habitantes. La despoblación rural en nuestro país tiene consecuencias económicas, patrimoniales y medioambientales. Los colectivos ecologistas llevan años advirtiendo que la pérdida de habitantes supone un factor de riesgo para la conservación del medio natural. Por ejemplo, los montes y los campos que dejan de cuidarse son más vulnerables ante los incendios.

Sin embargo, la población turolense de Utrillas ha apostado por una vía diferente para combatir el problema: la inversión en energías renovables para atraer a grandes empresas tecnológicas y dinamizar el tejido socioeconómico de esta localidad de larga tradición minera. El progresivo cierre de las explotaciones mineras, que comenzó a mediados del siglo pasado, terminó en 2003 con el cierre del último yacimiento. Al ponerse fin a su principal actividad económica, muchos de los habitantes de Utrillas tuvieron que abandonar la población. Para frenar esta “sangría”, hubo que reinventarse: se ha impulsado el turismo rural, aprovechando el valor natural de la comarca, y se sustituido la industria del carbón por proyectos de energías renovables.

Con ocho parques eólicos funcionando a pleno rendimiento desde hace 20 años –y la previsión de ir sumando más-, Utrillas es un ejemplo de evolución, adaptación a los nuevos tiempos y generación de empleo local. Apostar por las renovables generará empleo y riqueza, ya que las zonas productoras atraen la inversión de grandes empresas que requieren grandes cantidades de energía para poder llevar a cabo sus tareas. Además, se puede generar empleo cualificado dando la oportunidad a los jóvenes de encontrar trabajo en su zona de residencia. Desde el Gobierno de Aragón aseguran que cada megawatio instalado supone la creación de cuatro puestos de trabajo en la fase de construcción. Tras esto se crean muchos otros de forma estable, pues los contratos de mantenimiento y gestión suelen durar una media de 25 años.