14 feb 2019

¿Y si resulta que esta vez no viene el lobo?

Desde que hace dos semanas se publicó el borrador de Autoconsumo, el sector renovable es un hervidero. Propuestas, llamadas de interés, artículos en portadas de los medios generalistas. Haciendo un símil bíblico, es como si después de estar sobreviviendo en el desierto durante años de pequeñas dosis de “maná” por fin se viese la tierra prometida, y con ella un futuro basado en una legislación que, aunque tiene luces y sombras, habla de instalaciones comunales, ahorros importantes y simplificación burocrática. El Edén. 


Sin embargo, todavía se observa mucho temor por parte de algunos que durante años han deambulado por ese desierto esperando que llegase el momento. Personas y empresas que siguen desconfiando de este nuevo “El Dorado”, y mantienen el temor de que se trate únicamente de un pequeño oasis en el desierto y que mañana podrían cambiarnos las reglas del juego y mandarnos otra vez a la casilla de salida. 

Lo cierto es que no lo creo, y créanme si les digo que soy una persona bastante escéptica en lo referente al binomio “renovables-legislación”. La experiencia me ha enseñado que el mayor tahúr del reino es el propio Estado, que tiene el arte de decir hoy una cosa y hacer la contraria mañana. 

Sin embargo, por una vez no creo que ocurra, y no porque el “Winter Package” dijese que se debe garantizar el acceso al autoconsumo a los ciudadanos sin cargas que no reflejen el coste real de la actividad, o porque recientemente se aprobase una nueva Directiva Europea que incluyese como uno de sus pilares básicos la seguridad jurídica de las inversiones. No, no son esas las razones principales. En mi opinión el principal motivo es la concienciación ciudadana y el miedo que tienen los políticos de los grupos “A”, “B” y “C” a perder votos. No será la primera vez que un partido publica una norma que no gusta al adversario, pero sí a la sociedad en su conjunto, y cuando la oposición llega al poder, por muy en contra que estuviese, no puede siquiera tocar una coma ante el clamor popular de la medida. Al fin y al cabo, la clase dirigente de este país tiene una perspectiva de futuro de tan solo cuatro años y no van a sacrificar sus prebendas por algo que no es cuestión de Estado. 

Por otro lado, el lobby eléctrico, uno de los grandes culpables de lo que ha pasado estos años, ya ha visto el modelo de negocio y ahora quiere apropiarse de gran parte del pastel.