El agua pasa a través de los álabes (las paletas curvas) que forman la
microturbina. La máquina aprovecha esa fuerza y la envía a un generador
eléctrico que la acaba convirtiendo en energía. La clave de la tecnología radica en la geometría interna de la turbina,
en concreto, de sus álabes que le permiten, por primera vez, «trabajar a
presión diferencial». «Esto significa que puede funcionar en una
tubería con presión tanto en su salida como en su entrada, dejando pasar
el agua sin frenarla», comenta. Algo que hasta ahora no podían hacer
las turbinas hidráulicas convencionales.
Cada microturbina de Flat Tower Ideas tiene un kilo de peso frente a los
cientos de toneladas de las utilizadas en las centrales
hidroeléctricas. Con este tamaño es capaz de abastecer a cuatro hogares
de tamaño medio, generando 1,2 kilovatios por hora para caudales de 10
litros por segundo.
La empresa ha optado por la impresión 3D como método de fabricación.
Por todo ello, el Fondo de Emprendedores de la Fundación Repsol ha escogido a Flat Tower Ideas como una de las empresas de su segunda edición.