Dicen las
eléctricas que les debemos 1.000 euros por ciudadano en concepto de
“déficit de tarifa”. Y cuando digo, “por ciudadano”, lo digo incluyendo
ancianos, niños y desempleados; o sea, unos 3.000 euros por cada
trabajador. Y eso lo dicen, ojo, mientras declaran beneficios cómo los de
Iberdrola, de 2.800 millones de euros, o cómo los de Endesa, de 2.200
millones de euros. Resulta que el famoso déficit de tarifa no es la
diferencia entre lo que cuesta realmente distribuir la energía y lo que
los consumidores pagan en sus facturas, en el concepto de “término
fijo”. No, nada de eso. Realmente es la diferencia entre lo que los
consumidores pagan en sus facturas, y lo que el Gobierno prometió a las
distribuidoras que ingresarían por distribuir.
¿En base a qué se
calculan esas cantidades prometidas? Desde luego no en base a los costes
reales, pues entonces tendríamos el sistema de distribución más caro
del mundo. Igual sí se basa ese cálculo en los favores que le hacen las
eléctricas a los Gobiernos, y en los sueldos que pagan a expresidentes
del Gobierno y a exministros.
La realidad es que los consumidores han pagado más que sobradamente lo que cuesta distribuir la energía, la realidad es por lo tanto que el déficit de tarifa no existe; y lo que no existe no se paga. Ni un euro. Por esa misma razón, defiendo que el Gobierno se niegue a pagar la deuda del déficit de tarifa, y la declare odiosa. Porque se dan todas las condiciones establecidas por Alexander Zack, es una deuda tomada en perjuicio de la población y los acreedores, las eléctricas, conocían este hecho y han sido cómplices del Gobierno deudor enchufando a ministros y presidentes en sus consejos de Administración. Por lo tanto es una deuda de la casta, que han de pagarla Felipe González, Aznar, Zapatero y compañía; y que se entiendan entre ellos cómo puedan. ¡Pero eso no incumbe a toda la ciudadanía española y ésta no debe pagarla!