Las ramificaciones económicas y de comportamiento del COVID-19 reducirán permanentemente la demanda mundial de energía, según el informe Energy Transition Outlook publicado recientemente por DNV GL. La demanda energética mundial se reducirá entre un 6% y un 8% cada año sobre los pronósticos pre-pandémicos hasta mediados de siglo.
COVID-19 ha provocado importantes cambios de comportamiento para el consumo de energía, como lo demuestra la reducción en los viajes de larga distancia y el aumento del teletrabajo, los cuales son responsables del pico en la demanda de energía para el transporte y la demanda de petróleo en 2019. DNV GL cree que estas tendencias tendrán efectos sociales duraderos, lo cual implica un impacto importante en la demanda de energía de los edificios comerciales y de transporte.
El informe prevé que las emisiones de dióxido de carbono caigan un 8% este año, lo que convierte a 2019 en el año pico de emisiones de dióxido de carbono. Sin embargo, todavía superaremos el presupuesto de carbono para un futuro de 1,5 grados en 2028, y si queremos cumplir con este objetivo, debemos repetir el ahorro de emisiones de 2020 todos los años hasta mediados de siglo.
“COVID-19 ha cambiado la perspectiva energética global, sin embargo, la crisis climática global sigue siendo tan urgente como antes de la pandemia”, dijo Remi Eriksen, presidente del grupo y CEO de DNV GL. “El optimismo inicial sobre la disminución de la contaminación del aire ha sido reemplazado por la fría realidad de que no se debe a un mix de energía más descarbonizado, sino a cambios a corto plazo propios de la pandemia. Podemos hacer la transición más rápido con la tecnología disponible, pero ahora más que nunca, necesitamos incentivos de políticas nacionales y sectoriales para cumplir las ambiciones de París».
La tecnología existe para crear un futuro compatible con París. Dado que el gas se convertirá en la fuente de energía más grande en 2026, tiene un papel crucial que desempeñar, sin embargo, DNV GL pronostica que solo el 13% del gas se descarbonizará a mediados de siglo. El hidrógeno ha recibido un impulso gracias a la evolución de las políticas en la Unión Europea, pero solo contribuirá con el 6% de la demanda de energía para 2050.
“Necesitamos poner todas las manos a la obra para encontrar soluciones prácticas a la crisis climática ya. El rápido aumento de las tecnologías solar fotovoltaica, eólica y de baterías en los últimos años permite confiar en que la humanidad tenga soluciones a mano, sin embargo, los llamados sectores difíciles de abatir necesitan un fuerte incentivo político para mover la aguja de la descarbonización. El gas natural descarbonizado, incluido el hidrógeno, jugará un papel clave en la transición hacia el futuro energético que la humanidad quiere y necesita”, dijo Eriksen.