20 feb 2024

Los problemas de tener cada vez más electricidad en España mientras se hunde su consumo

España se ha lanzado en los últimos años a un despliegue masivo de nuevas plantas de renovables y se prepara para una avalancha aún mayor en los próximos. La revolución verde ha provocado ya una sacudida en la producción de la electricidad del país (el año pasado el sistema eléctrico español logró
generar más de la mitad de toda su energía con renovables) y ha disparado el parque de generación total hasta una potencia instalada récord de más de 125.000 megavatios (MW) en el país. Cada vez hay más capacidad de generar electricidad y cada vez se invierte más en nuevas plantas verdes (que acabarán sustituyendo a otras de otras tecnologías en el futuro, como la nuclear o las centrales de gas), pero el boom en el campo de la producción está chocando con un declive en el consumo eléctrico.

La demanda eléctrica siguió cayendo el año pasado hasta quedarse a niveles de hace dos décadas. El consumo eléctrico se situó en 244.665 gigavatios hora (GWh), un 2,3% menos que el año anterior y el nivel más bajo desde 2003, incluso por debajo del 2020 del confinamiento con varios meses con todo el país paralizado o a medio gas, según los registros de Red Eléctrica de España (REE), el gestor del sistema eléctrico español.

El consumo real en España es algo mayor, porque la serie estadística de REE sobre demanda no incluye los datos de autoconsumo de los cientos de miles de viviendas y empresas que lo utilizan (la inmensa mayoría de la electricidad que producen no llega a pasar por la red de transporte porque se consume in situ). Pero incluso contabilizando toda la demanda realmente utilizadas por estos autoconsumidores los datos de consumo siguen siendo preocupantes y a la baja.

El autoconsumo solo concentró el año pasado un 3% de todo el consumo nacional, así que el despliegue de paneles solares en casas y empresas solo explica una pequeña parte de la caída de la demanda, según destaca la asociación empresarial APPA Renovables.

El descenso persistente de la demanda está haciendo saltar las alarmas entre las empresas del sector eléctrico, especialmente entre las renovables, que alertan de que las dudas sobre la viabilidad de las nuevas plantas por la baja demanda puede hacer peligrar futuras inversiones. “El sistema eléctrico es un entorno de equilibrios inestables, donde la oferta debe estar equilibrada con la demanda, debiendo avanzar de la forma más acoplada posible. Si la demanda eléctrica no se incrementa, la generación eléctrica renovable no podrá disponer de contraparte compradora y podría enfrentarse a escenarios de pérdidas de rentabilidad”, subrayó Juan Diego Díaz, presidente de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), en el último congreso de la organización empresarial hace unos días.

La actualización del PNIEC elaborada por el Gobierno de Pedro Sánchez contempla llegar a 2030 habiendo conseguido desplazar consumos ahora hidrocarburos y combustibles fósiles hacia la electricidad para lograr que el 34% de la economía española esté electrificada. “Trabajar en políticas de electrificación, que tengan efecto en el corto y medio plazo en los consumidores, tanto domésticos como industriales, es una de las tareas más importantes a las que nos enfrentamos como sector. Éste es el reto principal de este periodo: electrificar de forma eficiente, para los consumidores y para el sistema”, apunta el presidente de la patronal de las eólicas.

“Cuantas más renovables hay, el precio del mercado eléctrico es más barato por el sistema marginalista. Pero en plena expansión de las renovables hemos estado viendo precios altísimos. El sistema marginalista no permite dar las señales de precios idóneas. Para aumentar la electrificación no vale sólo con transmitir a los usuarios la motivación ambiental, también debe haber una motivación económica”, resumen José Donoso, de UNEF. “La gente tiene que notar el incentivo económico, tiene que ver que tener más renovables es una ventaja competitiva”. Desde el sector de las renovables se reclama retirar las subvenciones y los incentivos al consumo de los combustibles fósiles, y facilitar así la transición a las energías verdes por razones ambientales y también económicas.