Endesa, en el marco del proyecto europeo Green eMotion,
ha puesto en marcha el primer punto de recarga que lleva incorporado
una batería procedente de un vehículo eléctrico, un novedoso uso que
será clave en el futuro del desarrollo de la movilidad eléctrica. En
2020 se espera que haya decenas de miles de baterías disponibles para
una segunda vida útil.
El proyecto de Green eMotion tiene
ventajas para los distintos actores implicados: para el cliente final
doméstico, el propietario de un vehículo eléctrico, supone una reducción
del coste total de la batería dado que el valor residual minorará los
costes de reciclaje; y para los operadores de infraestructura de
recarga, formará parte de la cartera de soluciones de puntos de recarga
que se pueda ofrecer a los clientes, con un menor coste.
Un
ejemplo podría ser el gestor de un parking. Por un lado, compraría el o
los puntos de recarga con mejor precio y, al tener almacenamiento
incorporado en los puntos de recarga, podría reducir los costes de
operación del parking. Podría conseguirlo, por ejemplo, reduciendo la
potencia contratada al reducir los picos de consumo; almacenando la
energía en horas valle y descargándola en horas punta; facilitando la
integración de energías renovables; o aumentando la capacidad de uso de
la instalación, entre otras cosas