Nuestra elevada dependencia energética
supone un importante lastre para la economía del país. Así, según datos
del MEyC, de enero a diciembre de 2014, el balance comercial
(importaciones-exportaciones) de productos energéticos arrojó en nuestro
país un déficit de 38.071,1 millones de euros (de los cuales, 29.065,3
correspondieron al petróleo y derivados y 8.239 al gas natural). Una
cifra, equivalente al 4% del PIB, que representó aproximadamente el 156%
de todo el déficit comercial español (24.471,9 millones de euros).
1) Impulsar el ahorro y la eficiencia energética.
2) Propiciar la electrificación de nuestro
sistema energético a partir del desarrollo de fuentes de generación
autóctonas, fundamentalmente de las renovables
3) Apostar por la exploración de hidrocarburos convencionales y no convencionales
Para finalizar, conviene recordar que
sea cual sea nuestro mix energético de energías primarias y finales, la
existencia de unos mercados eficientes y competitivos, bien regulados y
conectados internacionalmente, constituye un elemento crucial para una
adecuada gestión de la dependencia energética.