Iberdrola ha sido
una de las grandes eléctricas que ha criticado con mucha dureza a la
industria fotovoltaica. En los últimos años su presidente Ignacio Galán
en cuanto podía dejaba un recadito a los fotovoltaicos y a la
termosolar. Las acusaba de tecnologías caras, inmaduras, que estaban
lastrando, en definitiva, su negocio. Y a la vez elogiaba a la eólica
por ser todo lo contrario. Claro, era su gran baza renovable.
Pero el tiempo le ha quitado la
razón a Galán y a Iberdrola y han cambiado de rumbo. Ahora se rinden
ante la evidencia. La fotovoltaica ya es barata. Y por eso se suma a la
ola.