Italia cumple, en materia climática y energética, con las obligaciones de la Unión Europea. La semana pasada presentó su Plan Nacional Integral de Energía y Clima en Bruselas, un plan que el Gobierno de Giuseppe Conte, la coalición del Movimiento Cinco Estrellas y la Liga, ha querido que fuera mucho más ambicioso que lo aprobado por Europa en sus objetivos a 2030.
El paquete aborda cinco temas: descarbonización, eficiencia energética, seguridad energética, mercado interior de la energía, y competitividad, investigación e innovación, pero su verdadera gran apuesta es impulsar la energía solar por encima de cualquier otra tecnología.
Italia intentará alcanzar 50 GW de capacidad de energía solar fotovoltaica a fines de 2030, muy alejado de su objetivo para la eólica, que es de 18,4 GW. En global, el objetivo renovable es alcanzar una participación del 30% en el consumo final para 2030. Un largo camino por recorrer si se toma como referencia 2017, cuya participación fue de 18,3%. En 2030, se plantea que las energías renovables produzcan alrededor de 186,8 TWh de electricidad, incluyendo 74,5 TWh solares y 40,1 TWh eólicos.
También hay espacio para la termosolar, geotermia, la biomasa y la eólica marina.