La transición energética en China se está haciendo a golpe de paneles solares en los tejados. En 2021, la capacidad solar del país asiático se incrementó en 53 gigavatios, con más de la mitad procedente de instalaciones urbanas, todo un récord. Con casi 110 GW instalados, China lidera la apuesta por este tipo de energía renovable.
Sin embargo, mientras la instalación de paneles solares en tejanos experimentaba un acelerón en el cuarto trimestre de 2021, motivado en gran medida por las fechas límite de algunas subvenciones, los proyectos a gran escala se estancaban. Según la Administración Nacional de Energía de China, esto se debió principalmente al incremento de los costes y a los continuos retrasos consecuencia de la crisis de suministros.
Pese a que este escenario obligó al organismo a recortar sus previsiones, confía en que el crecimiento se acelere en 2022 hasta superar los 75 GW, batiendo con creces el récord anterior. Dicho aumento se verá impulsado por la creación de enormes centros de energía limpia en el interior del país.
Asimismo, las instalaciones urbanas volverán a jugar un papel importante, con una reducción de costes mediante las compras al por mayor de las autoridades locales y la adhesión a un programa piloto para impulsar su adopción. Cientos de ciudades y pueblos se apuntaron a este programa cuando se lanzó el año pasado. De cara a 2023, se espera que los participantes hayan instalado paneles en el 50% de la superficie disponible en edificios gubernamentales, el 40% en escuelas y hospitales, el 30% en edificios industriales y el 20% en hogares rurales.
Aunque estas cifras suponen un gran avance, el gigante asiático mantiene su dependencia a los combustibles fósiles.
Bajo el pretexto de un futuro sin emisiones de carbono, el gigante asiático ha desvelado sus planes para construir al menos 150 nuevos reactores en los próximos 15 años.