Por qué no basta con poner más paneles y molinos
España tiene un potencial renovable envidiable. Cada hora de sol o viento que no aprovechamos es energía limpia que dejamos escapar y gas importado que seguimos pagando.
Pero llenar el país de fotovoltaica y eólica no garantiza estabilidad ni soberanía energética si la red no puede absorber, guardar y regular esa energía.
La receta ya está clara:
👉 Renovables + Almacenamiento + Control de tensión.
Renovables: la fuente limpia y barata
Cada megavatio renovable sustituye combustibles fósiles, baja las emisiones y reduce la factura energética exterior.
Pero su producción es intermitente y depende del clima. Sin gestión, provoca picos y valles que desestabilizan la red y deprimen los precios en horas punta para luego dispararlos al anochecer.
Almacenamiento: el amortiguador que da estabilidad
Las baterías, bombeos y sistemas híbridos permiten trasladar energía de los momentos de exceso a los de escasez.
Además, pueden actuar en milisegundos para amortiguar perturbaciones y mantener la frecuencia estable.
Así, cada kilovatio renovable vale más, porque puede usarse cuando hace falta y no solo cuando el sol brilla.
Control de tensión: la física que sostiene la red
El voltaje de la red no se mantiene solo. Hace falta potencia reactiva y control dinámico.
Los inversores modernos, los compensadores síncronos y los dispositivos SVC/STATCOM permiten que incluso una red 100 % renovable sea tan estable como la actual, o más.
Sin ese control, cada oscilación puede multiplicarse hasta provocar desconexiones en cascada, como ocurrió en el apagón ibérico del 28 de abril.
Beneficio doble: independencia y eficiencia
Apostar por este trinomio no solo mejora la estabilidad:
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Reduce la dependencia del gas y la electricidad importada, blindando la seguridad energética.
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Aprovecha más la producción renovable nacional, evitando vertidos y pérdidas.
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Y abarata el sistema a largo plazo, al necesitar menos respaldo fósil.
En resumen
No se trata de frenar las renovables, sino de madurarlas tecnológicamente.
La energía del futuro no solo se genera: se gestiona, se guarda y se controla.
Esa es la diferencia entre una red frágil y una red soberana.
Entre depender del gas ajeno o vivir de nuestro propio sol y viento.
