El cambio sin precedentes que se está
llevando a cabo en la política energética alemana está convirtiendo a
las centrales eléctricas de nueva construcción en auténticos elefantes
blancos que nunca llegarán a producir electricidad. Las grandes
centrales de carbón y gas, hasta ahora la columna vertebral de la
energía europea, se están viendo marginadas en un mundo nuevo en el que
la solar y la eólica están de moda. Con unos precios de la electricidad
en su nivel más bajo en más de una década, el panorama es ahora tan malo
que RWE no pondrá en marcha su central de Westfalen-D, en la que ha invertido 1.000 millones, mientras que E.ON se aplicó este año para cerrar dos nuevos ciclos combinados de gas.
“Las centrales eléctricas convencionales
pueden verse amenazadas con su extinción”, una vez que el costo de
almacenamiento de energía consiga ser comercialmente viable.
Como los precios de la electricidad al por mayor han caído casi un 70% desde su máximo de 2008,
RWE y EON han acabado perdiendo la fe en el futuro de la generación
eléctrica convencional. Ambas compañías planean tener una empresa
independiente el próximo año centrada en la venta de energía renovable,
que es la que ellos esperan que sea más rentable.
Los costes de generación de la energía eólica, incluyendo la construcción, cayeron un 12% en los últimos 4 años, mientras que los de la solar lo hicieron en un 33% en el mismo período.