Según la AIE, para 2030 el proceso de
electrificación global hará que la demanda de electricidad aumente un
70% y ello convertirá a las renovables en la primera fuente de
generación en el mundo. Más del 50% de la nueva potencia que se instala
cada año en el mundo es renovable. La novedad es que el cambio en el mix energético se está produciendo por razones económicas y no solo ambientales.
Las energías renovables y la eficiencia
energética son más rentables que las fuentes de energía convencional
(gas, carbón y nuclear). Y todavía tienen un margen de reducción de
costes que no posee ninguna otra fuente de energía. La banca
internacional es la que ha llamado la atención sobre el éxito del
autoconsumo con almacenamiento para 2020 y 2030 por su mayor
competitividad.
El mayor fondo de inversión del mundo, Blackrock,
recomienda descarbonizar las carteras y abandonar la inversión en
activos que emitan CO2. Las empresas deben descontar el efecto del
riesgo climático y poner al día el valor de sus activos.
Reducir el consumo de petróleo y gas debería ser el primer objetivo de cualquier política energética.
En la “Estrategia para una energía segura, sostenible y competitiva”
que la Unión Europea aprobó en 2010, se concretó el liderazgo mundial
de Europa en las tecnologías de almacenamiento para integrar masivamente
las energías renovables y proveer a las ciudades de soluciones para
ahorrar energía masivamente. A ello se deberían dedicar los ahorros por el bajo precio del petróleo y no a incentivar su consumo.