Hace un año, en plena sequía y con “un tiempo estupendo”, el precio de la factura de la luz estaba por las nubes en España. “Es normal”, nos decíamos: sin lluvia que llene los pantanos, ni viento que mueva los molinos el precio tendía a subir de forma natural.
Solo basta con hacer un repaso rápido a los mercados de la electricidad, el gas o los carburantes para darnos cuenta de que el precio de todos ellos está al alza.
El verdadero culpable es la política energética española y, sobre todo, una ambiciosa reforma que nunca acaba de llegar.
El mercado de la energía tiene serios problemas y reiteradamente, el Gobierno ha manifestado su decisión de no implementar la única forma viable dentro del marco económico y político actual para abaratar los costes a medio y largo plazo: apostar por las renovables, regular las energías más caras e invertir en estrategias para almacenar la energía.
La única conclusión que podemos extraer mientras vemos los precios crecer es que, en fin, solo un milagro hará que paguemos menos en la factura de la luz. (Ver más >)