Escaladores de Greenpeace han colocado placas solares en la fachada del edificio del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital y han desplegado pancartas con los lemas: “El sol es de todos” y “No impuesto al sol”. Con esta acción, la organización ha querido hacer simbólicamente lo que los políticos no están haciendo: aprovechar la energía del sol para producir energía y denunciar el boicot y falta de apoyo del Gobierno a las energías renovables.
“Ya que no lo hace el Gobierno, hemos decidido hacerlo nosotros. En el país del sol, el autoconsumo no es un coste. Sí lo es desaprovechar las únicas fuentes autóctonas de energía que tenemos y quedar a la merced de los mercados energéticos internacionales”, ha declarado Sara Pizzinato, responsable de la campaña de energías renovables de Greenpeace. “El Gobierno ha de priorizar a las personas y al planeta frente a los beneficios de las grandes empresas eléctricas aquí y en las negociaciones internacionales”.
Greenpeace desvelaba que solo con el 50% de los tejados de los 15 ministerios se podrían generar cada año 9,7 GWh de energía limpia con una reducción de 2.500 toneladas de CO2 anual. Al autoabastecerse con energía solar, estos edificios, ahorrarían casi 27 millones de euros en 25 años a las arcas del Estado y, con la revocación del impuesto al sol, la cifra subiría a casi 33 millones.
Paralelamente en Bruselas, Greenpeace está realizando otra instalación solar en la fachada del Parlamento Europeo, coincidiendo con un encuentro crucial para la negociación de la nueva Directiva Europea de Renovables.