La energía solar está de moda. La progresiva toma de
conciencia internacional por los efectos del cambio climático,
irreversibles a largo plazo de no cumplirse los objetivos fijados en la cumbre de París,
ha hecho que diversos gobiernos observen con mejores ojos la inversión
en energías renovables. De entre todas ellas, ninguna está gozando de
tanta popularidad, durante los dos últimos años, como la solar. No sólo
en países tradicionalmente avanzados en renovables, sino también en las
grandes potencias del mundo y, atención, en los gigantes emergentes que
aún dependen en gran medida del carbón.
Es el caso de la India, cuya inversión en energía solar comienza a ser bastante rentable.
Los cálculos de algunos expertos prevén que, para 2020, la energía solar podría ofrecer precios un 10% más baratos que las muy contaminantes centrales térmicas repartidas por todo el país.
El otro ejemplo es China, claro, cuyos problemas contaminantes hemos visto tanto aquí como en este post donde exploramos los nocivos efectos de la niebla tóxica
que cubre habitualmente Pekín y otras ciudades del gigante asiático.
Las autoridades chinas saben que tienen un problema, y que el carbón,
aunque aún demasiado barato como para desprenderse de él, no es una
solución a largo plazo. Por eso, están apostando por la energía solar y
eólica. Ambas han crecido de forma consistente en el último año.
Al otro lado del Pacífico, Estados Unidos es otro de los países donde la energía solar está viviendo un momento dulce. 2016 será un año de récords. (Ver más >)