Un informe reciente de la Comisión Nacional de Infraestructuras (NIC) del Reino Unido ha desvelado que el país podría
ahorrarse 8.000 millones de libras (alrededor de 10.325 millones de
euros) mediante la adopción de una política energética inteligente. El informe del NIC, Smart Power, afirma que la “revolución de la energía inteligente ayudaría
al Reino Unido a cumplir sus objetivos de emisiones de carbono,
reduciría los costes de la energía y garantizaría el suministro de
energía del país, equilibrando la oferta y la demanda de manera más
eficaz.
La creación de interconexiones con los vecinos europeos que disponen de redes alimentadas por fuentes de energía limpia más baratas podría abaratar la factura energética del país y equilibrar la red del Reino Unido.
Lo mismo puede decirse de las nuevas tecnologías de almacenamiento de
energía eléctrica, de las que el informe dice que el “Reino Unido se
podría convertir en un líder mundial haciendo uso de estas tecnologías
“, aunque esto requeriría adaptar la regulación.