El gigante energético BP Plc lleva siete décadas publicando su revisión anual de las estadísticas energéticas mundiales. La última edición, publicada en julio, se centra en el mayor descenso interanual del consumo de energía primaria desde 1945.
Pero hay otro dato que merece la pena destacar: 2020 fue el primer año en el que la generación de energía renovable, excluida la hidráulica, superó a la nuclear a escala global.
Esto no significa, sin embargo, que las centrales nucleares vayan a desaparecer. Según el analista de Bloomberg, "una señal alentadora para la energía nuclear es la relativa abundancia de las centrales más jóvenes. Hay cuatro veces más centrales nucleares de cinco años o menos que de 11 a 15 años, y el doble de las de 16 a 20 años".
La edad de las centrales es, además, un indicador de seguimiento. Se necesitan años, a veces una década o más, para que una central nuclear entre en pleno funcionamiento, lo que significa que hay un desfase importante entre el inicio de la construcción y el momento en que la instalación terminada se conecta a la red. Bullard recuerda, por otra parte, que, desde el punto de vista climático, la energía nuclear y las renovables no compiten. Y en su opinión, la demanda de electricidad crecerá lo suficiente como para respaldar una expansión significativa de todas las tecnologías de generación de energía con cero emisiones de carbono.
BloombergNEF ha publicado recientemente tres escenarios para alcanzar un sector energético con cero emisiones netas en 2050, y uno de ellos supone un despliegue masivo de pequeños reactores nucleares modulares diseñados para complementar las tecnologías eólica, solar y de baterías. Ese escenario incluye la energía nuclear aplicada no solo a la electricidad, sino también a la fabricación de hidrógeno. Varias startups están probando estas tecnologías de generación nuclear más pequeñas y modulares.