En la calle Prosperidad de Sóller (Mallorca) había una casa que gastaba muy poca luz -algo a tener en cuenta en plena subida histórica de la factura-. Nada extraño para una vivienda con un solo inquilino, placas solares, calefacción de pellets y electrodomésticos de bajo consumo. Pero entonces llegó Hacienda y llamó a la puerta. Para la Agencia Tributaria, esta casa debería gastar más electricidad, así que decidió sancionar a su dueño y retirarle la desgravación por la compra del domicilio habitual en el impuesto de la Renta (IRPF). Lo que empezó como una desagradable sorpresa en el borrador ha terminado con una sentencia a favor de Juan, el ahorrador dueño de la vivienda, que ha peleado durante cinco años para demostrarle a Hacienda algo tan aparentemente sencillo como que él vive en su propia casa.
“Ha sido durísimo porque he presentado todo tipo de pruebas y Hacienda me las rechazaba o simplemente optaba por el silencio administrativo, pero por fin he conseguido solucionar esta injusticia”, explica a EL ESPAÑOL Juan Jesús Enseñat, el joven mallorquín de 46 años que ha conseguido derrotar a la Agencia Tributaria tras una larga batalla de alegaciones, recursos y denuncias.