Para muchos es la solución para la reducción de emisiones en el transporte, principalmente el pesado. Pero el hidrógeno verde, aquel que procede de las renovables, tiene un problema además de su baja eficiencia, también su elevado precio. Pero los analistas estiman que la enorme expansión de la producción permitirá derrumbar los costes a corto plazo.
Según la empresa norteamericana Ohmium, fabricante de electrolizadores de hidrógeno, la puesta en marcha de gigafábricas de este vector permitirá que ya en 2023 los precios de la producción con energías renovables permita un precio por kilo más barato que el diésel.
Esta empresa, que está levantando una instalación en la India dotada de un electrolizador de 2 GW, es muy optimistas con el tema costes y para 2023 el coste del hidrógeno rondará los 2 o 2.5 dólares el kilo. Una cifra que podemos comparar con los 10 dólares actuales. Un precio en el surtidor donde se incluye desde la producción, compresión y transporte, además del margen comercial para el vendedor.
Un coste competitivo contra los combustibles fósiles, pero todavía elevado según los responsables de la compañía para hacerlo con los sistemas a batería.
Para ello esperan que apenas dos años después, en 2025, el coste del hidrógeno verde baje hasta un dólar por kilo. Un punto de inflexión para la tecnología que permitirá su expansión comercial de forma definitiva.
Y es que si esto se cumple, esto quiere decir que llenar el depósito de un coche como el Hyundai Nexo, con sus 6.67 kilos, costaría en 2023 entre 13 y 16 dólares. Suficiente para recorrer unos 600 kilómetros reales. Una cifra que dos años después sería de apenas 6 dólares para llenar ese depósito. Sin duda, números sobre el papel muy interesantes que abren las puertas a aplicaciones como el transporte pesado, y también para el ligero que necesite unos requisitos que los sistemas a batería no puedan cumplir.
Por supuesto, el papel lo aguanta todo y para lograr esta economía de escala harán falta dos cosas. Por un lado desarrollar la capacidad de producción de forma drástica, lo que supondrá una ingente inversión en electrolizadores. Por otro lado, que el sistema de producción eléctrico cuente con suficiente capacidad renovable instalada como para atender la cada vez mayor demanda energética del planeta, y además destinar un nuevo apartado a la producción de un vector mucho más ineficiente que los sistemas a batería.
Añadimos un aspecto más a tener en cuenta, y es que el hidrogeno está prácticamente en la casilla de salida en cuanto a producción, pero también en red de distribución. Un elemento también costoso y complejo que necesitará unos cuantos años para lograr un mínimo desarrollo. (+)