Las baterías de respaldo de la red eléctrica se están convirtiendo en una poderosa herramienta para entre otras cosas, poder dar estabilidad a la red y para sacar el máximo partido de las energías renovables. Algo que en lugares como Australia, con graves problemas en su red de distribución, han comprobado y donde se han lanzado de cabeza a su adopción de forma masiva.
La nueva batería permitirá liberar esta capacidad de transmisión de reserva y utilizarla para transferir energía de forma segura a los clientes. Un trabajo como ‘amortiguador’ para la red eléctrica, que supondrá el absorber cualquier subida de tensión, manteniendo el sistema de transmisión dentro de sus límites técnicos si se produce un problema energético.
El resultado será que esta batería permitirá que fluya más energía a través de la red, desbloqueando este exceso de capacidad y proporcionando a los consumidores un suministro de energía estable, y además lograrlo de una forma rápida, limpia y sostenible, sin tener que echar mano del carbón o el gas.
Otro punto favorable para esta tecnología es la extrema velocidad de su instalación y puesto en funcionamiento. Todavía en fase de estudio previo y búsqueda de financiación, se espera que los trabajos empiecen a principios del próximo año, y su activación se realice según sus promotores «mucho antes de 2025». En total menos de 24 meses desde el inicio de los trabajos hasta su puesta en marcha.