China se suma a la ola del hidrógeno verde que cada vez llama más la atención de las potencias económicas mundiales. El gigante asiático busca dar un giro de 180 grados a la producción energética del país al poner a este nuevo vector energético en el centro de su estrategia para 2025.
Pekín ha señalado que el país tiene como objetivo producir entre 100.000 y 200.000 toneladas de hidrógeno verde al año y tener alrededor de 50.000 vehículos alimentados con hidrógeno para ese ejercicio, señala la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (NDRC) en un comunicado.
Con esta decisión, el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo busca cumplir con sus objetivos de cambio climático. «El desarrollo del hidrógeno es un movimiento importante para la transición energética y un gran apoyo para los objetivos de carbono neutralidad y pico de carbono de China», destaca Wang Xiang, subdirector del Departamento de Alta Tecnología de la NDRC, en rueda de prensa.
El hidrógeno se puede utilizar en pilas de combustible y en motores de combustión interna. Sin embargo, los altos costes de producción son uno de los principales obstáculos que impiden el desarrollo del hidrógeno, según las autoridades chinas. Los analistas estiman que los precios del hidrógeno tendrían que reducirse a la mitad para competir con la gasolina y el diésel.
Un kilogramo de hidrógeno contiene 39,4 kWh de energía, pero su producción con los actuales electrolizadores comerciales suele costar unos 52,5 kWh. La empresa australiana Hysata afirma que su nueva célula electrolizadora alimentada por capilares reduce el coste energético a 41,5 kWh, batiendo récords de eficiencia y siendo más barata de instalar y utilizar. La empresa promete que el hidrógeno verde costará alrededor de 1,50 dólares por kilogramo en pocos años.