10 oct 2025

¿Estamos mejor preparados para evitar otro gran apagón?

Tras el apagón del 28 de abril de 2025, que dejó a millones de personas sin luz durante horas, Red Eléctrica de España (REE) ha vuelto a emitir alertas por variaciones bruscas de tensión. Aunque no existe riesgo inmediato de un apagón masivo, la preocupación es real: ¿hemos aprendido algo desde entonces?

Lo que sí ha cambiado
Desde el apagón, la CNMC ha actualizado varios procedimientos de operación, incluido el que regula el control de tensión, una de las fallas clave del incidente. También se han impuesto medidas temporales para que las centrales renovables retrasen su inyección de energía y así evitar picos que desestabilicen la red.

Además, REE ha reforzado la reserva térmica: centrales de gas y carbón en modo de espera que pueden activarse si se detectan desequilibrios graves. Paralelamente, se ensayan sistemas de vigilancia basados en inteligencia artificial y sensores para anticipar anomalías en la red.

Lo que no ha cambiado
El decreto “antiapagones” del Gobierno fue rechazado en el Congreso, frenando reformas estructurales. España sigue con poca interconexión eléctrica con Europa, limitado almacenamiento energético y una alta dependencia de renovables que no participan plenamente en el control de tensión.

Tampoco se han esclarecido del todo las causas del apagón de abril: los investigadores europeos denuncian falta de datos de varias empresas, lo que dificulta corregir vulnerabilidades específicas.

En resumen
España está mejor vigilada, pero no completamente protegida. Las medidas adoptadas mejoran la respuesta ante fallos, pero el sistema sigue siendo frágil frente a perturbaciones mayores.
La estabilidad eléctrica dependerá no solo de la tecnología, sino de la capacidad política y regulatoria de reforzar una red que aún no ha alcanzado la robustez que la transición energética exige.