El Energy Transition Outlook 2025 de DNV lo deja claro: la energía solar y el almacenamiento son el corazón de la transición eléctrica global. La fotovoltaica se consolida como la fuente más competitiva del planeta, y el almacenamiento —especialmente las baterías— emerge como la pieza clave para superar los límites de red y garantizar flexibilidad al sistema.
A escala mundial, DNV proyecta que la capacidad solar superará los 3.000 GW en 2025 y que esta fuente representará el 40 % de la generación eléctrica en 2045. Además, prevé que un 30 % de la solar esté instalada “detrás del medidor” (BTM), es decir, en tejados residenciales o industriales, y que el 13 % de toda la electricidad global provenga de sistemas solares con almacenamiento local hacia 2060.
El papel del almacenamiento
Las baterías dejan de ser un complemento y se convierten en una infraestructura esencial. DNV estima que la inversión mundial en tecnologías de almacenamiento ha crecido siete veces en la última década y que los proyectos híbridos solar + storage recibirán en 2030 tanto capital como los proyectos solares tradicionales.
El almacenamiento cumple tres funciones críticas:
Equilibrar la red, evitando vertidos de energía renovable en horas de exceso.
Aprovechar el arbitraje de precios, almacenando energía barata y liberándola en picos de demanda.
Aumentar la independencia energética, reduciendo la dependencia del gas o del carbón en momentos de tensión geopolítica.
🇪🇸 España: oportunidad y desafío
España es uno de los países mejor posicionados para liderar esta transformación. Su recurso solar es excepcional, su mercado eléctrico es maduro y el despliegue fotovoltaico sigue batiendo récords. Sin embargo, el almacenamiento aún avanza con lentitud.
Según DNV, el arbitraje energético (cargar baterías cuando los precios son bajos y vender energía en horas caras) es la principal oportunidad de negocio para el almacenamiento en la península ibérica. Pero los diferenciales de precio actuales son demasiado estrechos para garantizar rentabilidad a gran escala.
En palabras de DNV, “España necesita crear una ‘pila de ingresos’ que remunere la flexibilidad del almacenamiento, no solo la energía entregada”. Eso implica reformar los mercados de capacidad, servicios de ajuste y balance, y fomentar la participación del almacenamiento como activo regulado o híbrido.
Una carrera que no puede esperar
El informe advierte que la falta de capacidad de red ya frena el desarrollo renovable: en Europa, la generación solar podría ser un 16 % mayor en 2035 si no existiera el actual “gridlock”. En este contexto, las baterías son mucho más que un negocio: son una necesidad sistémica para que la electrificación siga avanzando sin colapsos ni sobrecostes.
Conclusión
España tiene sol, industria y talento para ser líder europeo en fotovoltaica y almacenamiento. Pero necesita acelerar su regulación, atraer capital y coordinar infraestructuras.
En la visión de DNV, el futuro eléctrico no será solo renovable, sino también almacenado.
Y el reloj de esa transformación ya ha empezado a correr.