En la actualidad, el sistema eléctrico está viviendo un cierto desequilibrio entre la oferta y la demanda. Estos años atrás el consumo eléctrico ha caído, en buena parte, por la industria, castigada por los altos precios de la energía.
Pero el exceso de oferta, de generación renovable en el mix eléctrico, abre una ventana de oportunidades para que el mercado encuentre la posibilidad de equilibrar ese mercado.
El objetivo no es otro que atraer nueva demanda eléctrica o hacer que la industria se instale en España. Y para ello es clave tener un coste energético bajo. Y España lo tiene y lo va a tener en los próximos años.
Así lo aseguraron en el I Foro Industrial que organizó este jueves El Periódico de la Energía los representantes de AFRY y Aurora Energy Research, las dos principales consultoras de previsión de precios de energía en el mercado europeo.
"Tenemos una situación buenísima para atraer data centers y nueva industria. Tenemos gas más barato, probablemente que el resto, más renovables y, por tanto, electricidad más barata, y encima estamos en la mejor situación geográfica. Claramente, la situación es inmejorable al tener la energía más barata de Europa", afirmó Javier Revuelta, Senior Principal de AFRY.
Una de las claves es aprovechar el gas barato que España puede tener frente a sus rivales europeos. Con el gas ruso fuera del tablero de juego, Alemania ya no tendrá gas barato. "Alemania la ha liado muy parda cerrando sus nucleares", explicó Revuelta.
Se prevé que el mercado mundial de centros de datos supere los 622.000 millones de euros para 2030, duplicando la capacidad instalada actual. En España, factores como el acceso a energía renovable competitiva, la avanzada red de telecomunicaciones con conexiones estratégicas hacia América, África y Europa, y una reserva de talento tecnológico, colocan al país como un destino prioritario para inversiones.
Además, la disponibilidad de terrenos en áreas de baja densidad poblacional es otro factor determinante. Según estimaciones, España podría alcanzar casi dos gigavatios de capacidad instalada en centros de datos hacia finales de esta década, consolidando su relevancia en el mercado europeo.