El sector eléctrico español está viviendo una de esas sacudidas que no hacen ruido… pero cambian el tablero. En 2024, el marco regulatorio ha abierto la puerta —por fin— a que la demanda participe de verdad en el sistema mediante pagos por flexibilidad y servicios de capacidad. Traducido al lenguaje terrenal: quien pueda mover, reducir o modular su consumo en los momentos críticos, cobra.
Y aquí es donde la película se pone interesante: la forma más eficiente, controlable y rentable de ofrecer esa flexibilidad es con baterías.
¿Qué está cambiando exactamente?
El nuevo mercado de capacidad y los mecanismos de respuesta de la demanda reconocen algo que el sector llevaba años pidiendo: la flexibilidad no solo la dan las grandes centrales. También la dan las empresas, industrias y consumidores que pueden jugar con su curva de consumo.
Pero ojo: la flexibilidad improvisada—apagar máquinas, parar procesos, calcular cuándo conviene y cuándo no—tiene límites. El sistema eléctrico necesita firmeza, no buena voluntad. Necesita recursos que respondan rápido, de forma predecible y sin interrumpir la actividad del cliente.
Eso, literalmente, es el trabajo de una batería.
La batería como “máquina de ingresos” en el nuevo mercado
Las baterías dejan de ser solo un equipo de ahorro energético y se convierten en un activo que genera ingresos. ¿Cómo? Así:
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Participación en mercados de capacidad:Aportan firmeza y disponibilidad. Están listas cuando el operador del sistema lo pide.
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Servicios de flexibilidad y modulación:Pueden descargar en momentos de alta demanda (y precios locos) y cargar en horas baratas.
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Arbitraje energético:Aprovechan la volatilidad del mercado mayorista para comprar barato y vender (o evitar consumir) caro.
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Autoconsumo optimizado:Si antes el autoconsumo era ahorro, ahora es ahorro + ingresos.
¿Por qué ahora es el momento de invertir?
Podrías decir que esto es “otra moda regulatoria”, pero no. La tendencia es global y estructural. La red necesita flexibilidad porque la penetración renovable ya está en niveles donde la variabilidad importa de verdad. Los operadores del sistema están dispuestos a pagar por esa flexibilidad porque, literalmente, no tienen alternativa.
Un mensaje claro para el cliente industrial
En un mercado donde la volatilidad ya no se irá, la mejor estrategia no es resistirla, sino dominarla.
Y eso empieza instalando una batería.







