En las últimas semanas, la postura de las eléctricas ha cambiado desde
la oposición frontal a la energía solar a incorporarla en su catálogo de
servicios.
Doy por sentado que la autoridad de Competencia se ocupará de
que las eléctricas no abusen de su posición de dominio dificultando la
competencia en el ámbito de las instalaciones de autoabastecimiento.
¿Cómo era posible que una gran compañía eléctrica lanzara un producto ilegal
que podría verse obligada a modificar unos meses después de haberse
instalado?
El 9 de octubre, 15 días después de la sonada presentación, el Gobierno
aprobaba el polémico decreto que constituye la que es, sin duda, la
normativa reguladora del autoabastecimiento energético más restrictiva
del mundo y que daba cobertura legal al producto presentado por las eléctricas.
Lo verdaderamente relevante es que el argumento en el que se basa el polémico decreto es que lo que deja de ingresar “el sistema”, esto
es, las eléctricas, debe permanecer constante, con lo que los ahorros
que obtengan quienes se decidan a producir su propia energía deben ser
compensados con incrementos equivalentes en el recibo del resto. Algo,
sin duda, pavoroso que, de admitirse, nos llevaría a concluir que no hay
salida posible a nuestro deficiente sistema eléctrico.