Los recortes del Gobierno en su reforma eléctrica provocan que muchas
empresas del sector no puedan pagar sus deudas con el banco y se vean
obligados a vender, a precio de ganga, sus plantas de energía limpia a
los fondos de inversión.
El camino que se está siguiendo es el siguiente:
- El gobierno promete unas retribuciones para que el pequeño ahorrador invierta.
- El gobierno no paga las retribuciones prometidas y las plantas quiebran.
- Central que no se puede pagar, es embargada por el banco.
- El dueño de la central se queda con la deuda, y el banco la vende a precio de saldo a un fondo de inversión, generalmente asociado a él.
- El fondo de inversión deja morir la planta pero demanda al estado por la reforma, sabiendo que va a ganar, ya que se han saltado la carta del tratado de la energía, y los tribunales de arbitraje internacionales van a crear jurisprudencia en contra.
- El estado, a partir de nuestros impuestos, va a soltar pasta a los fondos de inversión, por un valor superior a lo que cobraría la planta del mercado regulado eléctrico.
- Los dueños originales de la planta siguen debiendo pasta al banco.