La ciudadanía, las comunidades de vecinos, cooperativas, empresas e instituciones que quieran producir su propia energía para consumirla, almacenarla o vender la que les sobre vertiéndola a la red de distribución cuentan con el apoyo de la Unión Europea. Su derecho a hacerlo ha quedado blindado, lo que supone un primer paso en la revolución hacia una economía basada en energías renovables como la solar y la eólica.
Tanto el texto de las proposiciones de ley como los documentos del Consejo Asesor para la Transición Ecológica de la Economía (CAPTE) del PSOE ven en el autoconsumo el modo de involucrar a la población en la transición energética hacia una economía descarbonizada necesaria para combatir el cambio climático.
Según el informe sobre la situación del autoconsumo en España difundido en marzo, los costes de instalación solar se han reducido un 76% durante el periodo que va de 2010 a enero a 2017. El año pasado, la inversión media de la instalación realizada en clientes residenciales es de 4.000 euros y la amortización promedio, de 7,5 años. Según los cálculos de SotySolar, el ahorro medio de una instalación de autoconsumo acaba siendo del 34%.
[Este artículo ha sido publicado en el número 60 de la revista Alternativas Económicas, a la venta en quioscos y librerías. Ayúdanos a sostener este proyecto de periodismo independiente con una suscripción]