El informe de Javier García Breva sobre “Los empleos de la Transición Energética” surge a raíz del análisis de la OCDE que, en su “Outlook Employment 2018”, advierte sobre la mala calidad del empleo en España con un dato revelador: sumando el paro, la tasa de inactividad y el empleo a tiempo parcial involuntario, el 41,5% de la mano de obra está infrautilizada. Por eso, el primer objetivo de los fondos europeos que recibe España es elevar la tasa de empleo del 59% en 2012 al 74% en 2020 impulsando las actuaciones contra el cambio climático.
Para su elaboración, García Breva ha analizado el contenido de las directivas europeas de renovables y eficiencia energética, concluyendo que las medidas que establecen se concentran en tres actividades principales: el edificio de consumo de energía casi nulo y la rehabilitación energética, la movilidad eléctrica y la gestión activa e inteligente de la demanda energética.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su informe “Perspectivas sociales y el empleo en el mundo 2018”, ha calculado que las acciones para frenar el cambio climático crearán 24 millones de empleos hasta 2030 en todo el mundo y compensará la pérdida de 6 millones de empleos relacionados con los combustibles fósiles. La OIT recomienda a los gobiernos medidas para capacitar a los trabajadores en las habilidades necesarias