Tras seis años con cero inversiones en Extremadura en nuevas plantas de energía renovables, el panorama ha cambiado por completo con el abaratamiento de la fotovoltaica, que no necesita ahora primas, y el impulso de la Unión Europea que pretende que para el 2030 el 32% del total de la energía consumida, incluidos los automóviles, sea de origen renovable.
Los grandes fondos de inversión han puesto los ojos en el continente, cuya demanda de energía eléctrica sigue subiendo, y en el sur de España, zonas como Extremadura, que a la buena infraestructura de redes para transportar la electricidad existente en todo el país, une una fuerte radiación solar.
Es una situación “ilusionante” por fin para la inversión, creación de riqueza y empleo, y buenos ingresos tributarios para los ayuntamientos, ha resumido José Luis Navarro, consejero de Economía e Infraestructuras, al presentar este jueves el Balance Eléctrico de Extremadura 2017.
La energía termosolar, de la que hay 17 plantas construidas antes del frenazo a las renovables en 2012 de Rajoy, ha cedido protagonismo a las plantas fotovoltaicas para producción de electricidad en la región.