El autoconsumo ha estado penalizado durante años en España por las trabas administrativas y cargas impuestas desde la Administración central, como el llamado impuesto al sol que aprobó el PP. El nuevo Ejecutivo del PSOE decidió acabar con esos peajes en octubre de este año. Y prepara un nuevo reglamento para fijar las condiciones técnicas y administrativas y regular el autoconsumo compartido y las compensaciones que los particulares podrán recibir por la electricidad que viertan en la red, algo que podría significar un punto de inflexión debido a que aumentaría la rentabilidad de esta tecnología. “Ahora hay una voluntad clara” de impulsar el autoconsumo.
El nuevo reglamento se espera que esté listo en mayo. A partir de ese momento, UNEF sostiene que se producirá un crecimiento del autoconsumo de entre 300 y 400 MW anuales de nueva potencia.
Mientras ese momento llega el principal nicho de crecimiento ahora es el agrícola. Alrededor del 25% de los proyectos de autoconsumo de 2018 eran instalaciones desconectadas de la red para el regadío, según UNEF. “Ya es más barato una instalación de placas con baterías que un motor de diésel”, señala para explicar el atractivo del autoconsumo entre los agricultores.
UNEF también resalta como positivo el impulso que está recibiendo desde Bruselas el autoconsumo en Europa a través de la nueva normativa sobre energías renovables de la Comisión.
Si las previsiones se cumplen, este 2019 será un año récord en España en instalación de potencia renovable en general y de fotovoltaica en particular. Se deben instalar casi 4.000 MW de solar que fueron adjudicados en las últimas subastas de renovables.
El Gobierno prevé un crecimiento anual de 3.000 MW de fotovoltaica en la próxima década para cumplir con los compromisos de España de implantación de renovables y de reducción de gases de efecto invernadero. De esos 3.000 MW, se calcula que entre el 10% y el 15% se corresponderán con instalaciones de autoconsumo.