Resulta confuso por no decir desgarrador descubrir que la gran Maschine alemana que presuntamente “lo hace todo bien” en realidad no ha hecho nada a derechas; incluso en un tema tan evidente para la soberanía de cualquier Estado, como es la energía. Ahora sabemos que su negligencia no tiene parangón. Es sorprendente descubrir que en la pasada crisis, del 2008, Angela Merkel y su ministro de finanzas, Wolfgang Schäuble, erigiéndose, sin que nadie se lo reclamara, en salvadores de la UE, y que con su intransigencia y arrogancia llevaron a miles de hogares a la ruina total, especialmente los del sur de Europa; hoy son estas mismas arruinadas familias las llamadas a sacrificarse otra vez para enderezar la economía europea y salvarle el pellejo a Alemania y sus acólitos. Es realmente doloroso darse cuenta de que los mismos que andaban dando lecciones sobre el buen hacer, sean los mismos que han cometido los errores más inexplicables e incomprensibles. Algo básico en la economía es no poner nunca todos los huevos en la misma cesta. No creo que se necesite ser catedrático de las finanzas para darse cuenta de ello.
Muchos expertos nos dicen ahora que conectar energéticamente a España con el resto de Europa es una oportunidad para nuestro país. Nos dicen que de esta forma España podría convertirse en el granero del gas de Europa. La pregunta lógica que hay que hacerse: ¿Cómo es posible que uno de los países más dependientes energéticamente puede convertirse en el más importante proveedor del gas de Europa? Llámenme ingenuo, pero algo no me cuadra, y si tenemos en cuenta las enormes tensiones entre España y Argelia como consecuencia del giro inesperado de Pedro Sánchez respecto al Sahara, la cosa se complica más aún. Con todo, seamos crédulos y creámonos el mantra de los expertos –otro consejo, cuando sean políticos y les resulte difícil legitimar una decisión, llamen a los “expertos”-, por fin los del sur podemos mirar a los del norte y decirles que tenemos algo tan esencial para su economía y que efectivamente estamos ante una oportunidad histórica. En este caso la pregunta obvia es, qué oportunidad y si así fuera oportunidad para quién. Personalmente, dudo que en esa ecuación contamos todos y todas por igual.
Un hecho está claro, se sabe que el MidCat estuvo sobre la mesa en la Cumbre de la OTAN de Madrid; el objetivo real nunca ha sido otro que aislar a Rusia. EEUU está inmersa en una lucha sin cuartel para garantizar su hegemonía mundial, su principal enemigo es China; las idas y venidas de legisladores estadounidenses a Taipéi –primero, Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, y más tarde una delegación de cinco legisladores entre congresistas y senadores- lo dejan claro. Washington sabe que ella sola no puede hacer frente a Moscú y Pekín, y ha delegado en Europa la misión de aislar al Kremlin. Tenemos que reconocer que la UE ha cogido la misión con muchas ganas y entusiasmo, para darse cuenta de ello, solo hay que ver las intervenciones de Josep Borrell, que más que el jefe de la diplomacia europea parece un funcionario en el despacho del Secretario de Estado de los EEUU Antony Blinken.