29 ago 2016

El derecho al aire acondicionado

Resulta más sencillo imaginar una revuelta de consumidores indignados por restricciones en el uso del aire acondicionado, que en movilizaciones populares masivas para luchar contra el cambio climático.

Cuestionar costumbres que afectan a nuestra comodidad, denunciar privilegios camuflados de derechos o cuestionar la inercia cultural que da por sentados nuestros estilos de vida... se convierte en una actitud sospechosa de radicalismo y resentimiento.
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No se trata de amargar el veraneo de nadie, ni de fomentar el sentimiento de culpa y la mala conciencia, o de resaltar una superioridad moral ecologista que se percibida como elitismo arrogante. Simplemente aprovechar la ocasión para denunciar la continuada irresponsabilidad política ante algo tan trascendental como el cambio climático. Por cuestiones tácticas o de principios, la nueva y vieja política comparten el desinterés por abrir un debate público riguroso sobre sus implicaciones socieoconómicas, energéticas, urbanísticas, alimentarias... .

Mientras tanto nos quedan los pequeños gestos individuales del consumidor consciente, importantes y ejemplarizantes pe ro incapaces de encontrar soluciones biográficas a contradicciones sistémicas, si no es de la mano de estrategias colectivas que aumenten la incidencia, redu c i e n do la sensación de insignificancia de lo que hacemos y el coste percibido del cambio. Dinámicas que anticipan nuevos imaginarios y prácticas sociales a generalizar en el medio plazo, a la par que apuntan las ambiciosas medidas estructurales a tomar desde las políticas públicas.

Así que mientras cogemos fuerzas para el nuevo curso... pasemos estos calores sofocantes con la ayuda de un ventilador, enchufado a una red eléctrica cuya energía sea producida de forma cooperativa y 100% renovable.