El año 2015 ha sido un buen año para la evolución del desarrollo de
la energía eólica en el mundo. En 2014, se consiguió un récord de
instalaciones nuevas superando los 50GW y el pasado sigue en la misma
línea. Pero fuera de nuestras fronteras. Porque en España no se instaló ni un solo MW eólico en todo 2015, y el sector alerta del incumplimiento
de los objetivos europeos.
La última subasta eléctrica celebrada en España fué espectacular: toda la capacidad eólica fué
adjudicada a precio cero, esto es, no cobrará prima, complemento ni
subvención alguno. Los nuevos parques se limitarán a cobrar el precio
del mercado mayorista de electricidad, el mismo que reciben las
centrales de gas, carbón o nucleares. Eso sí, lo harán con un enorme
balance de impactos sociales y medioambientales a su favor. Ni CO2, ni
óxidos de nitrógeno, ni riesgo de accidente nuclear, ni basura
radiactiva durante decenas de miles de años.
Mientras en nuestro país las renovables hacen caer los precios de la luz evitando las nocivas emisiones de las centrales de gas y carbón que respiramos, nuestro ministro de energía (en funciones) le dá por viajar hasta Bruselas ha pedir más ayudas al carbón. Será que no se ha enterado del acuerdo internacional para la reducción de emisiones (COP21) o será que quiere ir preparádose un buen sillón ante su inminente baja como ministro.