Hasta ahora el gas natural había jugado un papel importante como fuente de energía, tanto en Estados Unidos como en Europa. Un combustible fósil, emisor de CO2, que además en los últimos años se ha convertido en un problema en algunas zonas por los enormes escapes que han liberado gigantescas cantidades de este gas de efecto invernadero a la atmósfera. Un sistema que se utiliza en muchos lugares como sistema de respaldo, y que está comenzando a ser sustituido por un sistema mucho más sostenible y económico a nivel operativo, las baterías.
La eléctrica norteamericana Pacific Gas and Electric Company (PG&E) ha confirmado los planes para reemplazar tres plantas de gas natural en California, que serán sustituidas por sendos sistemas de almacenamiento de baterías. Una medida que responde no sólo al potencial de las propias baterías y bajada de precio de los últimos años, sino también a la presión por parte del estado para reducir el consumo de combustibles fósiles.
Y es que el propio gas natural es la principal fuente de energía del estado, con el 34% el mix. Le siguen las renovables, con un 29%, con el carbón aportando apenas el 13%, y la nuclear el 9%.
California ha redactado una normativa que obliga a que las empresas de servicios públicos incorporen unos 1.3 GWh de almacenamiento de energía a la red antes de 2020. Algo que desde la administración indican ayudará a integrar la creciente cantidad de energía eólica y solar que se está incorporando al sistema, pero que sufren de su habitual intermitencia.
El gobernador Jerry Brown firmó una ley en septiembre que exige que el estado obtenga toda su electricidad de fuentes renovables o libres de emisiones directas para 2045.