Los efectos del coronavirus han llevado a pensar que las energías renovables han ganado diez años. Sin embargo, cabe la posibilidad de una vuelta atrás. Con una regulación inmovilista, la caída de la demanda con mayor penetración de renovables ha producido el abaratamiento de los precios de la energía y una pérdida de rentabilidad de la generación centralizada, incluida la renovable.
La competitividad de la economía se juega en los próximos cinco años: o se innova en todos los usos de la energía o España se quedará atrás en la revolución energética de las renovables distribuidas en los tejados, con almacenamiento y aplicaciones inteligentes para la eficiencia de los edificios y la movilidad eléctrica. La gestión de la demanda se impone a la oferta de generación por la mayor competitividad de los recursos energéticos distribuidos. Lo importante ahora no es depender del mayor consumo sino del mayor ahorro de energía.
Los 6 nuevos paradigmas para los próximos cinco años
1 Una nueva mentalidad social a favor de la sostenibilidad y contra la contaminación
El coronavirus ha provocado la caída de la demanda energética. Las renovables han resistido mejor que las fuentes de energía tradicionales con récords de penetración superiores al 70% y por encima del 50% de media. La reducción de las emisiones y de la contaminación atmosférica, debida a las restricciones de movilidad, han asociado la crisis vírica a una próxima crisis climática y a la necesidad de avanzar en un uso de la energía más sostenible ambientalmente.
La ciudad en 15 minutos, la movilidad eléctrica, el autoconsumo, los edificios eficientes y limpios, comunidades de renovables o barrios inteligentes con energía solar, almacenamiento local e hidrógeno renovable local, representan otro modelo energético que multiplica sus iniciativas por dos hechos que están llegando a la conciencia colectiva: la imparable caída de costes de las pequeñas instalaciones renovables, más competitivas que las fuentes tradicionales, y la necesidad de multiplicar el uso de las energías renovables para que la temperatura del planeta no supere 1,5ºC en 2030.
La era del consumidor pasivo termina. El reto a corto plazo es integrar las energías renovables en los edificios, los hogares, el calor y el frío y en el transporte.
2 El progreso de las tecnologías de eficiencia energética y gestión de la demanda
La única fuente de generación que crecerá en 2020 son las energías renovables, incrementando la potencia instalada a un menor coste,
3 El almacenamiento en baterías desplaza al gas fósil
4 La carga inteligente del vehículo eléctrico para descarbonizar el transporte
5 La agregación y los agregadores independientes facilitarán la participación de los consumidores en el mercado eléctrico
6 Las comunidades ciudadanas de energías renovables
La mayor inversión en energías renovables no será eficiente ni tendrá sentido si no va acompañada de una estrategia para transformar el consumidor pasivo en consumidor activo. La transición energética depende
de ello.