El director de la mayor empresa energética de Alemania, RWE, ha advertido de que los elevados precios de la energía, debidos a un suministro limitado, amenazan la pervivencia de los cimientos industriales del país. “Vemos los primeros signos de desindustrialización”, declaró el director general de RWE, Markus Krebber, al diario sensacionalista Bild Zeitung.
“La riqueza de Alemania se basa en una industria fuerte”, dijo Krebber, argumentando que los altos precios de la energía llevan cada vez más a las empresas a deslocalizarse y crear nuevos puestos de trabajo en otros lugares. “No tenemos tanta energía como necesitamos (…) esta brecha conduce a precios altos y, por tanto, a preocupaciones justificadas sobre la competitividad”.
Krebber dijo que la respuesta correcta sería “invertir masivamente en fuentes de energía verdes”, argumentando que “la voluntad y el dinero están ahí”. Lo único que frena las inversiones en fuentes renovables son las condiciones normativas del entorno, que crean obstáculos a la expansión de la energía renovable en lugar de incentivarla, argumentó.
Alemania ha sido exportadora neta de electricidad durante varios años, incluso durante la reciente crisis energética de 2022. El cierre de las tres centrales nucleares que quedaban en el país a mediados de abril de 2023 suscitó las críticas de los partidos de la oposición por la posibilidad de que provocara un aumento de los precios de la electricidad. Sin embargo, las subidas de precios no se materializaron inmediatamente después.
El Gobierno ha elaborado propuestas para garantizar precios asequibles de la energía a los clientes industriales y a principios de esta semana introdujo un plan de “contratos climáticos” por valor de miles de millones de euros en financiación para apoyar a las empresas en la descarbonización y el aumento de la eficiencia energética.