El borrador del Plan Nacional de Energía y Clima (PNEC) para 2023 prevé que la capacidad renovable instalada aumente un 173% entre 2022 y 2030, lo que permitirá que las energías renovables representen el 81% de la generación total de electricidad en 2030, frente al 42% en 2022. Aunque un aumento de esta magnitud reduciría las emisiones y contribuiría a bajar los precios mayoristas de la electricidad, también amenaza con crear un grave problema para los generadores.
El “vertido económico” se produce cuando los generadores deciden reducir su producción porque sus costes de funcionamiento superan el precio del mercado mayorista de la electricidad. A medida que aumente la capacidad instalada de generación de energía renovable y bajen los precios de la electricidad, serán más frecuentes los casos en que los generadores no puedan recuperar sus costes de funcionamiento, lo que podría disuadir de seguir invirtiendo en el sector.
Según Aurora Energy Research, si España instalara 85 GW adicionales de capacidad de generación renovable de aquí a 2030 -un poco menos de lo previsto en el NECP-, el 5% de la generación total de electricidad renovable entre 2025 y 2035 se desperdiciaría debido a vertidos económicos. El volumen de energía restringida-121 TWh- equivale a algo menos de dos años de consumo eléctrico doméstico en España.
España puede resolver este problema mediante el almacenamiento de energía de larga duración (LDES). Aurora define LDES como las tecnologías que almacenan energía entre 8 horas y cuatro días, como las nuevas centrales hidroeléctricas de bombeo, las baterías de flujo y el almacenamiento de aire comprimido. El despliegue de 15 GW de almacenamiento de energía eléctrica, junto con un ambicioso crecimiento de las energías renovables, eliminaría los vertidos económicos para 2035, según muestra el modelo de Aurora.