En el verano de 2020, los termómetros en California, el estado más poblado de EEUU, superaron los 45ºC durante seis días consecutivos. La asfixiante ola de calor generó picos de demanda de electricidad que la red no pudo soportar, provocando varios apagones masivos y dejando a decenas de miles de hogares sin electricidad.
Ante el malestar social, Anne Gonzales, portavoz del Operador del Sistema Independiente de California (CAISO), reconoció en los medios de comunicación un problema energético estructural, responsable de los históricos cortes de electricidad durante las épocas de sequía y calor. “No tenemos mecanismos para asegurar la energía. La capacidad disponible es fija, no tenemos respaldo”, lamentó.
En el verano de 2024, California volvió a sufrir varios días con temperaturas extremas. La demanda energética rozó niveles récord. Pero ningún comercio, industria ni hogar se quedaron sin luz. ¿La razón? La silenciosa apuesta por el almacenamiento de energía solar con baterías, una estrategia que ha estabilizado y fortalecido su frágil red.
En cinco años, California ha aumentado su capacidad de almacenamiento con baterías de iones de litio más de 15 veces. Ha pasado de 770 MW en 2019 a 13.391 MW a finales de 2024, “una verdadera revolución y un ejemplo a imitar”, explica Mar Reguant, economista especializada en energía y cambio climático, que por sus lazos con la Universidad de California en Santa Bárbara ha sido testigo de esta “profunda transformación energética”.
Con sus baterías domésticas, los ciudadanos transfieren energía a la red eléctrica, recibiendo una compensación económica a cambio. Estas “donaciones” van a parar a una central eléctrica virtual de almacenamiento -con una capacidad superior a los 200 MW-, que se activa como respaldo cuando la red entra en crisis. En 2024, el protocolo se activó en 16 ocasiones. La energía nunca se cortó.
En el caso de la península Ibérica, Reguant explica; “Está demostrado que muchas veces sobra sol y no podemos almacenarlo, por lo que terminamos tirando energía”. En su opinión, de haber tenido un alto almacenamiento en baterías, el apagón del lunes se podría haber evitado y, en el peor de los casos, la recuperación hubiese sido mucho más rápida.