En los últimos 20 años, Uruguay ha dado un giro radical a su industria energética. Fue uno de los pioneros en hacer que la energía "verde" moviera el país, representando ésta un 94% de su matriz energética. No se han dormido en los laureles y esto ha ido más allá: Uruguay ha estado casi un año funcionado únicamente con energías renovables.
Es el fruto de una larga, pero casi obligatoria, transición energética que permite que lo que ocurra en la otra punta del mundo les afecte muy poco.
El club de las renovables. Noruega, Nueva Zelanda, Islandia, Costa Rica, Kenia, Bután y Paraguay son los países que lideran el club de las renovables. Son aquellos que funcionan con un 100% de energía renovable o están cerca de esta cifra. Es cierto que no son los más poblados del mundo, por lo que sus necesidades energéticas no son las más altas, pero sin duda es una buena muestra de lo que se puede conseguir con inversión en estas fuentes de energía.
Hay otros países que buscan unirse a este club (España o Portugal, sin ir más lejos), pero también Chile y Uruguay. Precisamente, estos últimos han logrado operar de julio de 2023 a abril de este 2024 utilizando únicamente energía procedente de las renovables.
Una transición. El país sudamericano no es rico en combustibles fósiles, pero en 1945 se construyó la Represa del Rincón del Bonete. Más tarde llegaron otras dos (Rincón de Baygorria y Salto Grande, esta última compartida con Argentina) que empezaron a generar energía mostrando que quizá no era necesario comprar crudo a otros países. A finales de la década de los 2000, se impulsó un programa de renovables para complementar la producción de las hidroeléctricas.
Aparte de la biomasa y de la central Punta del Tigre que se utiliza para cubrir picos de demanda energética, el país ha conseguido una transición completa a las renovables.