Como ya se ha difundido ampliamente, la
penetración de la energía solar fotovoltaica en España hace que se haya
generado solamente un 3,1% de toda la electricidad en España, mientras
que desde instancias reconocidas se augure que podría llegar a ser del
orden de un 30%. Una gran parte de ese futuro desarrollo se va a basar
en el autoconsumo fotovoltaico, y una de las grandes esperanzas se debe
de centrar en las instalaciones en zonas rurales, ya que puede y debe
ser una alternativa a los actuales sistemas de generación de energía
eléctrica y una mejora significativa de la eficiencia energética.
Las oportunidades que este sistema aportaría a la sociedad, son fundamentalmente, las de crear mecanismos que sin duda:
• abaratarán el coste de la energía en los hogares, comercios e industrias usuarias del autoconsumo en zonas rurales
• la garantía de poder cumplir con los compromisos europeos de desarrollo de las renovables (el ya famoso 20-20-20) y de los nuevos objetivos establecidos en el COP21
• atenuar la dependencia energética de los combustibles fósiles, con un mayor equilibrio de la balanza de pagos
• crear un escenario de “democratización energética”, que redundará en el bienestar de los ciudadanos.
Las tecnologías de biomasa, eólica y solar fotovoltaica pueden cubrir ya hoy el espectro del autoconsumo de energía, aunque la fotovoltaica parece destinada a cubrir la mayor parte de la potencia demandada en los próximos años.
La instalación de sistemas de autoconsumo fotovoltaico cobra más fuerza, ya que las pequeñas fincas productivas y los residentes de zonas rurales están cada vez más interesados en instalar en sus propiedades sistemas eléctricos de autoconsumo, debido al descenso de los precios de instalación de los últimos años, con costes por debajo de los 10 céntimos de euro por kWh.
Las oportunidades que este sistema aportaría a la sociedad, son fundamentalmente, las de crear mecanismos que sin duda:
• abaratarán el coste de la energía en los hogares, comercios e industrias usuarias del autoconsumo en zonas rurales
• la garantía de poder cumplir con los compromisos europeos de desarrollo de las renovables (el ya famoso 20-20-20) y de los nuevos objetivos establecidos en el COP21
• atenuar la dependencia energética de los combustibles fósiles, con un mayor equilibrio de la balanza de pagos
• crear un escenario de “democratización energética”, que redundará en el bienestar de los ciudadanos.
Las tecnologías de biomasa, eólica y solar fotovoltaica pueden cubrir ya hoy el espectro del autoconsumo de energía, aunque la fotovoltaica parece destinada a cubrir la mayor parte de la potencia demandada en los próximos años.
La instalación de sistemas de autoconsumo fotovoltaico cobra más fuerza, ya que las pequeñas fincas productivas y los residentes de zonas rurales están cada vez más interesados en instalar en sus propiedades sistemas eléctricos de autoconsumo, debido al descenso de los precios de instalación de los últimos años, con costes por debajo de los 10 céntimos de euro por kWh.