2015 será recordado por el año en que el mundo se puso de acuerdo para luchar contra el cambio climático tras la COP21 celebrada en París. Un acuerdo por el que se comprometen casi 200 países a reducir las emisiones contaminantes de gases de efecto invernadero.
Pero esta apuesta no es solo cosa de los políticos. El poder, el
dinero, también ha dicho basta a los combustibles fósiles y ha decidido
cambiar de destino buena parte de sus inversiones. Tanto que por cada
dólar que se ha destinado al petróleo, carbón o gas natural se han
invertido dos dólares en energías renovables, sobre todo, eólica y
solar.
Y, ¿por qué se ha dado este resultado? Según Michael Liebreich, presidente del consejo consultivo de Bloomberg New Energy Finance (BNEF), la respuesta se haya en la fuerte caída de los costes de las tecnologías limpias.
“Estamos en un ambiente de bajo costo de petróleo en un futuro
previsible”, dijo Liebreich durante su discurso en la reunión de BNEF en
Nueva York el pasado martes. “¿Eso ha detenido la inversión en energía
renovable? No, en absoluto”.
El caso es que las renovables han dado la vuelta al marcador, y se han
colocado con mucha ventaja sobre los combustibles fósiles. Y la
tendencia parece imparable, o eso es lo que dicen los expertos.