El concepto de potencia contratada sólo se da en algunos países mediterráneos y es muy infrecuente verlo en otros países de Europa siendo un concepto que, tal como está diseñado aquí, es profundamente injusto ya que se nos cobra por algo que no utilizamos y además con los precios que tenemos, desincentiva fuertemente las medidas de ahorro y eficiencia energética y ralentiza otras como el autoconsumo o la implantación de baterías de respaldo.
El título de la entrada viene de los análisis anteriores en los que finalizaba comentando que el “mantenimiento del sistema” (como les gusta llamar a los políticos de siempre la imposibilidad de realizar cambios notables) es como un gigante con pies de barro, ya que en cuanto el consumidor pueda escaparse de él, lo hará sin duda y entonces caerá por su propio peso.