Según el Global Status Report 2017, "la imperiosa necesidad de tener una carga base es un mito", tal y como acaban de demostrar Dinamarca o Alemania, que han manejado con éxito picos de electricidad renovable del 140 y del 86,3%, respectivamente. Lo que dice REN21 es que la integración de grandes proporciones de electricidad renovable ya es posible sin carga base -sin centrales de respaldo- si el operador del sistema hace uso inteligente de todas sus herramientas. A saber: las interconexiones, las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs), los sistemas de almacenamiento (desde las baterías a los bombeos reversibles); el vehículo eléctrico y las bombas de calor.
Las energías renovables se están convirtiendo en la opción más barata. El informe señala un puñado de ejemplos: en Dinamarca, Egipto, India, México, Perú y los Emiratos Árabes Unidos, el precio de la electricidad renovable (el coste de producir un kilovatio hora) se fijó en los 0,05 dólares por kilovatio/hora (o menos), un precio que se encuentra -señala el informe- muy por debajo de lo que cuesta producir un kilovatio hora con combustibles fósiles (léase en centrales térmicas de carbón, fueloil o gas natural) o uranio (nuclear).
Las nuevas soluciones de almacenamiento van a proporcionar cada vez más flexibilidad al sistema. REN21 da un dato: en 2016, cerca de 800 megavatios de almacenamiento de energía de última generación entraron en operación, lo que a fin de año arrojó un total estimado de 6,4 GW. Más datos que confirman la tendencia: los mercados para las mini-redes y el autoconsumo están evolucionando -informa REN21- a pasos acelerados. Y más: el modelo de negocio Pay-As-You-Go (pago sobre la marcha, PAYG), apoyado por la tecnología móvil, está cobrando auge en medio mundo: en 2012 -explica el informe-, las inversiones en compañías solares PAYG ascendían a sólo 3 millones de dólares, mientras que en 2016 el negocio alcanzó los 223 millones de dólares (claro aumento con respecto a los 158 millones de dólares del año anterior).
El Informe también critica ciertas prácticas políticas. En 2014, la proporción entre los subsidios a los combustibles fósiles y los subsidios a las energías renovables fue de 4 a 1, es decir, por cada dólar gastado en renovables, los gobiernos destinaban 4 dólares a perpetuar la dependencia de los combustibles fósiles.