A nadie debería sorprender que las economías avanzadas tiendan a depender de la electricidad para una gran parte de su demanda total de energía. Con un interés cada vez mayor por avanzar hacia un futuro con bajas emisiones de carbono, esta tendencia solo se acelerará porque la electricidad puede generarse a partir de una variedad de fuentes que incluyen recursos renovables abundantes y cada vez más baratos.
“Al juntar ambas cosas, el futuro no solo será eléctrico sino también verde, limpio. Esto no solo tiene implicaciones importantes para la energía, sino también para la geopolítica de la energía. No hay necesidad de derramar más sangre por el petróleo”, dice Fereidoon Sioshansi , presidente de Menlo Energy Economics, firma de consultoría con sede en San Francisco, en un artículo en el portal de energía EEnergy Informer del que es editor.
Ese, en pocas palabras, es el mensaje de un Informe Especial sobre la geopolítica de la energía, que apareció en la edición del 17 de marzo de 2018 en The Economist, titulado “The New Power of Superpowers”. En un artículo de opinión en el mismo número, The Economist escribía:
“El petróleo formó el siglo XX. … Pero el siglo XXI verá que la influencia del petróleo disminuirá. El gas natural barato, la energía renovable, los vehículos eléctricos y los esfuerzos coordinados para luchar contra el calentamiento global juntos significa que la energía elegida será la electricidad“.
El semanario británico se refería a una predicción de UBS, un importante banco internacional, que sugería que los vehículos eléctricos podrían representar el 14% de las ventas mundiales de automóviles para 2025. Tal vez no 2025, y tal vez no 14%, pero muchos esperan que la cifra actual de 1% crezca a una proporción de dos dígitos para 2025.