Cuando, por razones meteorológicas, el aporte de las renovables más baratas al mix energético es bajo, y para satisfacer toda la demanda tienen que entrar las generadoras más caras, las de combustible fósil, estas acabarán fijando el precio de mercado.
El problema estriba en que la notable cantidad de potencia instalada de eólica (23 de los casi 100 GW totales) es muy poco útil de junio a septiembre, cuando su generación baja drásticamente. La fuente que, por el contrario, más abunda en la misma temporada, el sol, se desaprovecha, ya que la solar no alcanza ni 7 GW.
‘Si tuviéramos un mix equilibrado de eólica y fotovoltaica podríamos atenuar el problema’, admite, José María González Moya, director general de APPA, la asociación nacional del sector renovable.
Por el contrario, con una curva de generación muy parecida a la de la eólica, la hidráulica se vende cara porque la industria aplica el coste oportunidad: oferta a un precio ligeramente inferior al de las fósiles para poder entrar a cubrir la demanda y, desde mayo hasta septiembre, establece el precio del mercado mayorista en un 65% de las horas, según cálculos del consultor independiente Francisco Valverde, quien aboga por introducir más competencia en este sector.
En la misma línea, el experto de renovables Jorge Torres afirma que ‘no es razonable vender agua a precio de champán, hay que atajar esto’.