China ha conectado a su red eléctrica la planta solar flotante más grande del mundo. Se construyó sobre un lago creado por el derrumbe de una antigua mina de carbón —un claro caso de justicia poética—, y ya genera 40 megavatios al día para abastecer a unas 28.000 personas.
El New York Times cuenta la historia en un completo reportaje fotográfico. Cuando se acabó el carbón en Liulong, una zona cercana a la ciudad de Huainan en la provincia de Anhui, las minas comenzaron a derrumbarse y el suelo acabó cediendo. En su lugar apareció un enorme agujero de 10 metros de profundidad que pronto se llenaría de agua subterránea y de lluvia para formar un lago de más de un kilómetro y medio de diámetro.
El señor Yang, que antes trabajaba en la mina y ahora conecta los tubos de plástico que llevan el cableado de los paneles solares, asegura que su trabajo actual es mucho más agradable que el aire caliente de la mina de carbón. Tiene 57 años y su nueva empleadora es Sungrow Power Supply Co, la mayor productora de paneles fotovoltaicos del planeta.
Con las instalaciones de Liulong, China adelanta a Japón en la construcción de la planta solar flotante más grande del planeta y se reafirma a la vanguardia de las energías renovables, dejando en mala posición a los Estados Unidos. Las autoridades chinas están abandonando progresivamente los combustibles fósiles y quieren dejar de ser el país más contaminante del mundo.